Llamamos aparato fonador
(AF) al conjunto de órganos que utilizamos para hablar o cantar
articuladamente. Podríamos pensar el AF como un sistema dentro del cual
interactúan varios componentes solidarios entre sí.
1. El sistema respiratorio:
pulmones, diafragma, músculos abdominales e intercostales, bronquios y tráquea.
2. El sistema de fonación:
laringe y cuerdas vocales.
3. El sistema de
resonancia: cavidad nasal, cavidad craneana, cavidad torácica, cavidad bucal y
faringe.
4. El sistema articulador:
lengua, labios, paladar superior, paladar inferior, dientes y mandíbula.
El sistema respiratorio
conduce el aire hacia la laringe y las cuerdas vocales. La fonación se produce
en la interacción del aire y la vibración de las cuerdas. Sin embargo, la
fonación no podría ser audible sin los resonadores, que actúan amplificando el
sonido. El sistema articulador regula el flujo de aire, moldeándolo según el
sonido específico que deseemos expresar.
En este proceso del AF, el
sistema de fonación y el de resonancia son los que contribuyen a la
personalidad del cantante: su registro de voz, timbre y la calidad acústica.
Sin embargo, como decíamos
más arriba, el AF es una estructura cuyos sistemas actúan de manera solidaria.
Un verdadero dominio de nuestro AF exige un respeto total a cada paso de la
producción de sonido. Por lo tanto, antes de preocuparnos en buscar nuestro
estilo de canto, debemos ocuparnos por dominar las técnicas respiratorias, es
decir, la inspiración y espiración.